Señor presidente, probablemente usted estará muy
ocupado o distraído con todas las obligaciones y deberes que ha adquirido con
el paso de los días, tratando de cambiar un esquema que para usted es erróneo,
tratando de cambiar una ideología que con el rodar de los años se ha venido
edificando, tratando de cambiar una sociedad que no quiere ser cambiada,
tratando de construir muros que desde hace tiempo buscan ser derrumbados,
tratando de generar temor y odio entre personas que hemos aprendido a amar y a
querer a nuestros semejantes sin importar su raza, color, aroma y demás diferencias
que ellos puedan tener.
Pero, ¿Por qué querer cambiar algo que funciona?, ¿Por
qué querer reparar algo que no está roto ni descompuesto?, ¿Por qué querer
alterar el flujo de las cosas cuando es notorio que esta sociedad está
avanzando y construyendo día con día una mejor nación?, ¿Por qué generar temor entre
los que comparten con usted esta tierra y lo único que han traído a esta nación
es alegría, diversidad y una innumerable y cuantiosa cantidad de ofertas en una
sociedad que está ávida de conocer y aprender sobre las diferentes culturas?,
¿Por qué querer ser un tirano cuando lo que más necesitamos en este mundo es
amor, compasión, ternura y sentimientos de bien hacia los que nos rodean?
Es increíble que sea parte de esa minoría que no se ha
dado cuenta que el mundo ha cambiado, que el mundo es distinto. Es increíble
que no pueda apreciar la belleza de tener un lienzo con tantos colores que le
dan brillo y enaltecen a una nación que por sí sola se vería vacía y desangelada.
Es increíble que poco a poco quiera ir destruyendo y matando los sueños de
todos y cada uno de los que vinieron a este país a aportar, a construir y jamás
destruir. Es increíble que usted y solamente usted quiera cambiar a un mundo
que no necesita ser cambiado, sino guiado.
Vivimos en una nación que día con día nos ha enseñado
que el afecto a nuestros semejantes nos hace mejores personas, que el odio y el
temor solo generan desconcierto, y que el amor, la compasión, la alegría y la
empatía hacia los que nos rodean nos llevarán a construir una mejor sociedad,
un mejor mundo y una mejor nación.
Vivimos en una sociedad en donde las fronteras se han
eliminado, las distancias se han acortado y las naciones se han unificado.
Vivimos en una sociedad en la que sin importar donde mires encontrarás un alma
proveniente de algún lugar muy diferente al tuyo, encontrarás a una persona la
cual a pesar de sus distinciones siempre te recibirá con una sonrisa y un gesto
amable y te hará sentir que no somos tan diferentes el uno del otro. Vivimos en
una sociedad en la que estamos cansados de catalogar a los demás porque no son
como nosotros, y en la que estamos cansados de creer que la raza y el color te
definen como persona. Vivimos en una sociedad en la que, sin importar la
cantidad de lenguas y maneras de comunicarnos, el único lenguaje que es
universal es el lenguaje del alma, del corazón, de los sentimientos, y que
utilizando este medio podremos llegar a muchos más corazones que con el simple
hecho de hablar.
Señor presidente, basta ya de ese odio, de ese rencor,
de ese pensamiento erróneo. No genere más desconcierto, no genere más
incertidumbre, no genere más temor. Las personas que cohabitamos con usted en
esta tierra no merecemos el trato que estamos recibiendo, no merecemos las
ofensas ni las palabras de desprecio hacia nuestros hermanos en los diferentes sectores
de este planeta, no merecemos la
humillación que se nos está dando por el hecho de no ser como usted, por el
hecho de no tener el mismo color piel ni de ojos, no merecemos el insulto
simplemente porque unos cuantos hayan manchado el nombre de los que muchos de
nosotros hemos tratado de limpiar y de poner en alto, no merecemos el desprecio
suyo ni de los que lo apoyan, porque al final del día lo único que nos hace
distintos es haber nacido en otra latitud, en otra tierra, en otro código postal.
El color y la raza no nos definen como personas, el
color y la raza son solo muestras de que fuera de este sitio, de este muro, de
esta nación, hay un mundo lleno de oportunidades, lleno de cosas dignas de ser
admiradas, lleno de personas con el deseo de vivir y de ser felices, lleno de
personas con capacidades iguales a las que nosotros y usted tenemos. Vivimos en
un mundo en el que no podemos avanzar y seguir adelante si no aprendemos a
convivir y coexistir en este planeta con los que están al lado nuestro. Vivimos
en una sociedad en la que el caminar solos nos hará más difícil y ardua la
tarea de vivir, y en el que si aprendemos a confiar en los que nos ofrecen
ayuda podremos formar una nación mucho más bella, mucho más fuerte, mucho más
sólida.
No mate los sueños de los muchos que vinieron a este
país a construir, a producir y a aportar, porque al final del día esta nación es
lo que es ahora por la cantidad innumerable de ideas, pensamientos y sueños que vinieron del
exterior a edificar una sociedad que estaba destinada a ser la tierra de la diversidad.
Una tierra que estaba destinada a convertirse en una nación multirracial,
multicultural y multifacética. Una tierra que estaba destinada a convertirse en
una nación de oportunidades. Una tierra que estaba destinada a ser el hogar de
muchos y el destino de todos.
Basta ya de este atropello, de este sentir, de este
pensar. Basta ya de los malos tratos y del generar enemigos a donde quiera que
dirige su mirada, basta ya de su arrogancia, de su indiferencia y de su manera
tan discriminante de mirar a todos los que son distintos a usted. Basta ya de
su poco amor por este país, por esta sociedad, por este planeta. Basta ya de
querer ser superior al humillar al que menos tiene, basta ya de enaltecerse
sólo con el sufrimiento de los demás. Basta ya de su bravuconería, de su
horripilante manera de hablar y de menospreciar a sus semejantes, basta ya de usted.
Fueron años los que me llevaron a creer en este lugar
y los que me enseñaron que el amor, la compasión y el sentimiento hacia las
personas puede provenir de cualquier ser, y no vamos a permitir que en sólo
unos días, alguien como usted quiere destruir lo que muchos han edificado,
alguien que no se valora ni a sí mismo y que mucho menos tiene la capacidad de valorar
lo que este país representa, alguien que no se ha asomado a ver lo que hay
debajo de esa mansión que lo protege y quien no es capaz de entender el bello
significado de ser diferente, de ser auténtico, de ser distinto.
No dejemos que los tiranos que nos gobiernan destruyan
la belleza de tener una nación como la que ustedes han construido, no
permitamos que el pensar de un idealista poco cuerdo lastime nuestros ideales,
nuestros sueños y nuestras creencias. Seamos una nación fraterna, amorosa y
unida, que al final de los días esa unión, ese amor, y esa fraternidad nos
harán permanecer fuertes y de pie ante la embestida de un tirano desalmado y
sin corazón.
Autor:
Carlos Mitani Sigala
Carlos Mitani Sigala
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