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Hoy me desperté...



Hoy me desperté con un deseo incontenible de llorar. Sí, desperté con el corazón roto, hecho pedazos, con las piernas débiles, los brazos cansados, los ojos rojos de tanto estresarlos, los dedos de mis manos deseando desprenderse y volar, mis pies sin ánimos de buscar el siguiente paso y mi alma, mi alma esperando a que el final del camino llegue.

Hoy me desperté queriendo estar en otros zapatos, en otro camino, viviendo la vida de otra persona, disfrutando de otro mundo. Hoy desperté deseando no ser yo.

¿Pero por qué? ¿Porque quiero pertenecer a otro ser?, ¿Por qué estoy tan descontento con lo que estoy viviendo?, ¿De verdad es esta la vida que me ha tocado vivir? Me cuestiono. ¿De verdad es este el camino que tengo que estar recorriendo?, ¿De verdad esta es la lucha que tengo que enfrentar? ¿De verdad Dios hizo lo correcto al mandarme a este mundo a ser YO? ¿De verdad merezco estar aquí?

Son tantos los cuestionamientos que nos hacemos día con día, tantas las dudas que vienen a nuestra mente, es tanto el constante pensar y el constante analizar, que el tiempo se nos pasa en eso, desmembrando un acertijo que ni el mismo Houdini podría descifrar.

Hoy me desperté queriendo no ser yo. La vida misma me ha tendido muchas trampas y no sé cómo evadirlas. La vida misma me ha colmado la paciencia porque parece que no tiene otra persona a quien molestar. La vida misma se ha encargado de que yo ya no quiera estar luchando. La vida misma se ha encargado de quitarle el brillo a las cosas y de hacer que pierda el interés ante todo lo novedoso y bello que hay frente a mí. La vida misma se encargó de cortarme las alas y de decirme que ya no tiene sentido seguir adelante. La vida misma se encargó de hacer todo eso. ¿De verdad la vida, el destino y todo lo que está alrededor mío tiene tanto poder sobre mí? ¿De verdad yo no tengo ninguna injerencia sobre todo lo que está pasando? ¿De verdad soy tan débil y tan cobarde que puedo permitir que todo lo externo se adueñe de mi ser y yo no pueda ni siquiera hacer un esfuerzo por sacarlo de mí? ¿De verdad creo todo eso y estoy seguro de que no hay nada ni nadie que me pueda sacar de este crucigrama?... De verdad, que ingenuo soy.

La vida jamás hizo algo en contra mía. La vida jamás me alejó de mis seres queridos. La vida jamás se encargó de hacerme daño. La vida jamás provocó la tristeza y la depresión en mí. Fui yo quien le permitió a la vida hacer eso. Fui yo quien dejó que todas las cosa se cayeran frente a mí, fui yo quien dejó que la situación se salieran de control, fui yo quien permitió que el sol no llegara a mi casa y diera calor en mi hogar, fui yo quien decidió apagar la chimenea para abrir la puerta al frío invierno, fui yo quien dejó que los muros se cayeran cuando era tan fácil poner solución al problema, fui yo quien dejó que mi ventana se tapizara de nieve y el brillo del sol se fuera, fui yo quien permitió que mi felicidad se desvaneciera y que la tristeza llegara mi ser, fui yo quien permitió que todo lo que había construido acabara por derrumbarse. Fui yo quien hizo esto en mí y soy yo quien debe pagar por ello.

El día de hoy me he puesto a repasar todos y cada uno de los capítulos de mi andar. Por qué fracasé, por qué no se dieron las cosas, por qué me dejé vencer, por qué permití que todo se fuera por el precipicio, por qué solté las riendas del control a mi vida. El día de hoy me puse a pensar en por qué hoy me encuentro aquí. El día de hoy me encuentro examinando mi yo interno y todo lo que en mi vida ha suscitado, me pongo a interpretar cada uno de mis pasos, cada uno de mis movimientos, todas y cada una de mis reacciones. Hoy por hoy, que miro hacia atrás, me doy cuenta que me he equivocado.

Pero, ¿para qué tanto darle vuelta a las cosas?, la vida ya es complicada por si misma de cualquier forma. La vida misma es enredosa, misteriosa, llena de obstáculos, llena de dificultades, llena de vicisitudes, que, es ilógico pensar en ponernos a tratar de desmembrar un objeto bastante complejo cuando detrás y encima de nosotros hay infinidad de cosas por las cuales vivir, por las cuales luchar y por las cuales estar alertas.

Sí, he fracasado en mi intento por ser feliz. Y me he derrotado y dejado caer muchas veces por no lograr lo que tanto anhelé, lo que tanto deseé. He fracasado en mi intento por descubrir nuevas cosas y ser exitoso en ellas, he fracasado en mi intento por construir mi mayor sueño, mi mayor ilusión. He fracasado en mi intento por encontrar mi yo interno. Pero hay algo mucho peor que fracasar en algo que hiciste. Es mucho peor el hecho de fracasar en algo que ni siquiera has intentado.

Sí, la vida como lo dije, es compleja y siniestra. La vida es tenebrosa, escabrosa y de verdad llena de laberintos que, aunque no queramos y estemos alertas, nos vamos a terminar perdiendo. Pero qué pasaría si en esa ocasión, cuando terminas perdiendo el rumbo y no sabes si estás sobre el trayecto planeado, encuentras algo mucho mejor que lo buscado en el destino final. Qué pasaría si esa sorpresa cambia tu vida y la hace muy diferente a lo que tu planeabas, pero igual de bella. Qué pasaría si ese camino te lleva a descubrir que ese dibujo que habías pintado de tu persona, no es el que realmente la vida quiere reflejar de ti. Qué pasaría si ese rostro que tanto admirabas y anhelabas en ti, realmente no era el tuyo sino el de alguien más. Qué pasaría si realmente estabas recorriendo el camino de otra persona. Qué pasaría si todos esos tropiezos que tenías eran porque los zapatos que utilizabas no eran de tu medida. Qué pasaría si ese dibujo que tanto repasabas con el lapicero no eras el tuyo, sino alguien muy diferente a ti.

Por eso hoy me desperté queriendo no ser yo. Hoy me desperté queriendo estar en los zapatos de alguien más. Hoy me desperté queriendo un cambio. Hoy me desperté queriendo vivir la vida que realmente me tocaba vivir. Hoy me desperté sin reproches, reclamos ni rencores al pasado. Hoy me desperté agradecido con la vida que me tocó recorrer, que, aunque no fuera la mía, me llevó a encontrar mi verdadero destino. Hoy me desperté queriendo borrar mi viejo dibujo e iniciar uno nuevo. Hoy me desperté con un nuevo lienzo, un nuevo juego de pinturas y un deseo increíble por volver a iniciar mi obra de arte. Hoy me desperté un nuevo sueño, una nueva ilusión, un nuevo anhelo. Hoy me desperté queriendo caminar de nuevo y tomar camino hacia mi nuevo reto. Hoy me desperté sin querer ser alguien más. Hoy me desperté siendo YO.

Nunca te sientas mal por fracasar. No hay peor fracaso que el que no se vive y el que no se intenta.


Autor:
Carlos Mitani Sigala


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