Divorcio, citando una definición un tanto técnica,
podemos decir que el divorcio se trata de un proceso legal en el cual se tiene
como intención el finalizar una unión conyugal. Sin embargo, esta definición no
hace más que englobar y enfrascar una definición un tanto más cruda y realista.
El divorcio es una ruptura dentro del hogar, es el derrumbar una obra que se
estuvo construyendo con el paso de los años y por desgracia para los que viven
dentro de ese núcleo, la obra no podrá ser culminada y todo quedará en un vacío
total.
Sin embargo, se puede decir que el divorcio es un mal
necesario en muchas de las familias que están inmersas en nuestra sociedad. No
cabe duda que el incremento de los divorcios es inminente y que día con día
muchos más jóvenes deciden desechar la idea de formalizar y de compartir toda
su vida con la misma persona, buscando un caminar mucho más independiente
alejados de la responsabilidad de tener una familia y un hogar.
Pero olvidando a los dos involucrados en esta
separación, me parece que la mayoría de las veces se deja de lado a las
verdaderas víctimas de esta encrucijada, los hijos. Sí, probablemente no debo
generalizar, pero hablaré un poco más en base a mi experiencia personal y a lo
que me tocó observar en personas muy allegadas a mí.
Es increíble cómo los padres se olvidan de los hijos,
en medio de esta guerra de poderes, donde sin importarles las consecuencias y
los demás afectados, se dedican continuamente a atacar y a desprestigiar a su
ex pareja, olvidando que esa persona a la que tanto critican es la misma a la
eligieron desde un inicio, porque hubo algo de ese ser que los cautivó y que
los llevó a dar el paso más importante de su existencia. Ignoran que sus
pequeños sufren por dentro, que se les desgarra el alma poco a poco al ver y
escuchar los pleitos y gritos de sus padres, que lloran y gritan por un poco de
atención al ver como su familia poco a poco se va desmoronando. Niños con
déficit de atención, problemas de comportamiento, hiperactivos. Pequeños que
vivirán una educación muy diferente, una vida dividida en la cual deberán
aprender a vivir en dos casas, buscando compartir un poco de su tiempo con las
dos personas que los trajeron al mundo.
Sé que muchas veces los divorcios son necesarios por
problemas aún más graves y complejos, y estoy completamente de acuerdo en que
se llegue a una resolución como esta cuando una de los involucrados se
encuentra sufriendo demasiado, o cuando los hijos están creciendo dentro de un
marco familiar problemático, lleno de agresiones y de insultos. Sin embargo,
cuando las parejas deciden cerrar este ciclo, deben de entender que el
bienestar de sus hijos está muy por encima de todo lo demás, que su felicidad
es tan importante como la nuestra y que cualquier decisión que se tome
terminará afectando la vida de sus pequeños completamente.
Se entiende que uno como individuo esté buscando
continuamente la felicidad, sin embargo, cuando ya se tiene a un pequeño ser en
nuestras vidas, debemos dedicarles el tiempo suficiente para que ellos
entiendan la problemática, y hacerles ver que la relación con sus padres
cambiará en muchos sentidos, pero que, pese a todo, ninguno de los padres
dejará de quererlos y de estar con ellos.
Los problemas en un matrimonio son el pan de cada día
de las parejas, y probablemente los retos y adversidades continuarán
apareciendo sin importar cuanto tiempo haya pasado. Pero cuando los problemas aparezcan, hay que
detenernos a pensar un poco, inclinar al suelo la mirada y observar a esos
pequeños. Recuerda todos los momentos positivos y todas las alegrías que han
llevado a tu vida, y después de esto ten la seguridad de que el peso que llevas
cargando sobre tus hombros se aminorará y valorarás aún más todo lo que has
trabajado en pro de tus hijos.
Ama a tus hijos sin importar lo que les depare mañana.
Cuídalos y prepáralos para el futuro. Protégelos y dales las armas para que el
día que sus padres falten, puedan luchar y salir avante ante cualquier adversidad.
Verás que, en un futuro, cuando todo haya terminado, nadie podrá quitarte esa
sonrisa de satisfacción por haber logrado edificar algo tan valioso y bello
como la vida de un pequeño.
Autor:
Carlos Mitani Sigala
Carlos Mitani Sigala
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definitivamente a parte de la vida el único y verdadero regalo que nos dejan nuestros papás es el amor de la familia y esto es lo que mueve al mundo! creo que hay que luchar siempre por inculcar valores, por dar consejos en lugar de juzgar y sobre todo en pensar bien antes de hablar ya que una palabra causa más daño que un golpe y deja heridas que al mínimo contacto vuelven a sangrar!! todo está en saber escuchar para mantener la armonía en la familia, te quiero mucho carlos
ResponderEliminarSi a nosotros como adultos se nos dificulta sanar una herida, ahora imagínate la marca que les quedará al vivir todas esas problemáticas con sus padres. Y luego se preguntan los padres porque los hijos crecen alejados de ellos y envueltos en tantas cosas dañinas y con tantos complejos. No cabe duda que la educación de un pequeño es muy complicada y delicada a la vez, y hay algo muy cierto, cualquiera puede ser Padre, no cualquiera puede ser Papá.
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