El día de ayer se llevó el segundo debate de los
candidatos a la presidencia Donald Trump y Hillary Clinton. Una segunda edición
de esta contienda en la que ninguno de los dos quedó bien parado, en la que ninguno
de los dos mostró una pizca de lo que se necesita en esta sociedad tan dañada,
desorientada, ávida de un cambio y tan necesitada de nuevos líderes.
Hoy por hoy vivimos en un mundo en donde los altos
mandos gobiernan y controlan el rumbo de nuestros países, en donde el poder, la
ambición, el dinero y el deseo de estar en lo más alto es primordial y en donde
los de abajo importan mucho menos que los de arriba.
Vivimos en una sociedad en la que cada día que
transcurre se pierden uno a uno los valores que tanto les costó edificar a
nuestros ancestros. Una sociedad en la que la sensibilidad, los sentimientos,
el amor, las virtudes y todas las cosas que realmente valen la pena en este
mundo cada vez están más perdidas.
No cabe duda que con el pasar de los años nos hemos convertido
en un grupo mucho más frívolo, vacío y ciego ante los problemas que realmente
aquejan a nuestro alrededor. No cabe duda que, con el andar de los segundos,
con cada amanecer, con cada nuevo despertar, vamos perdiendo poco a poco lo que
realmente es importante, y poco a poco nos vamos llenando de cosas que no nos
dejarán nada para el día de mañana. Nos vamos llenando de vicios, posesiones, falsos
líderes, falsos amigos, falsas alegrías y lo peor de todo, nos convertimos en
una sociedad que prefiere seguir a líderes anárquicos que a personas que
pregonan el bien.
Los candidatos a la presidencia de la Nación más
poderosa del mundo no representan en lo más mínimo los ideales de la misma. Es
increíble que un hombre que ha conseguido llegar tan alto y obtener tanto poder
no tenga ni la más mínima idea de lo que la gente necesita como líderes. Un
hombre que se jacta de ser tan poderoso no es capaz de bajar unos cuantos
peldaños y respirar el mismo aire que los que estamos aquí debajo podemos
inhalar. Una persona que por más que
trato de verle un lado bueno, solo puedo percibir a un hombre con un deseo
incontrolable de poder, con una soberbia que se le desborda en la mirada, con un
odio hacia los que somos diferentes, con una rabia hacia los que no comparten
sus ideales, con un descaro y una desfachatez a la hora de hablar sobre los
atracos y los caminos que ha tomado para convertirse en millonario.
Un hombre que no se respeta ni a sí mismo, que no
respeta a su mujer, y que mucho menos podrá respetar los ideales y las
necesidades de una nación.
Un hombre que se olvida de todos menos de uno sólo, él
mismo.
Tal vez sea erróneo juzgar a alguien solamente por la
manera en la que se expresa y habla. Pero por la boca se inicia y por las
acciones se termina. Este hombre no puede iniciar un camino completamente
turbio y lleno de agresiones cuando se encamina a ser el hombre más poderoso e
importante de Estados Unidos. Este personaje se ha dedicado constantemente a
manchar no sólo su imagen, sino la de un país que, si bien no es perfecto y no
está cerca de serlo, al menos se jacta de ser un país que abre las puertas a
las demás naciones y permite la diversificación de una raza que no es una sola,
sino todo lo contrario.
Este individuo se ha encargado de reunir a millares de
personas deseosas de un espectáculo, deseosas de alguien que muestre algo
diferente, y con diferente no quiero decir mejor. Un individuo encargado de
atraer miradas de personas que no buscan el beneficio global, sino que más bien
buscan llenar sus vacíos tratando de pisotear al prójimo. Un individuo que se
ha encargado de atraer personas para generar más odio y rencor hacia su
prójimo. Una persona que escasea de valores y que cada vez demuestra que no es
un candidato apto y digno de representarnos.
Tal vez ninguno de los dos sea el candidato adecuado para gobernar toda
una nación, pero al menos uno de ellos se ha encargado de interiorizar un poco
más en el sentir de la gente y ha buscado generar más adeptos no por la
generación de odio, rencor y racismo, sino por el tratar de mitigar los ataques
de un hombre misógino, avaro y descalificador. Ha buscado que sus seguidores vean un rostro
un poco más alentador y menos agresivo.
Con esto no quiero decir que Hillary sea la mujer
adecuada para gobernar a un país, pero si es una mujer que nos puede llevar a
tranquilizar las aguas y a generar un ambiente un poco más cálido y menos gris.
Hoy más que nunca tenemos que buscar a alguien que
pueda unificar y acercar a las personas. Necesitamos de un líder que sea capaz
de entrelazar a su gente, que por más diferencias que tengan, pueden caminar
hacia un bien común. Hoy más que nunca necesitamos de alguien que pueda
provocar lazos entre nosotros. Hoy más que nunca necesitamos de un líder no
para que camine solo, sino para que comience a andar al mismo paso de los que
estamos debajo. Hoy más que nunca necesitamos de alguien que abra puertas y
ventanas y no se dedique a dividir naciones construyendo barreras. Hoy más que
nunca, necesitamos ser una nación y no un país.
Autor:
Carlos Mitani Sigala
Carlos Mitani Sigala
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