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Caminando hacia lo desconocido





Hoy me encuentro ante la puerta de un nuevo destino, un nuevo trayecto, un nuevo rumbo en mi vida. Y esto me hace pensar en la infinidad de cosas nuevas que llegarán, nuevas personas, nuevos horizontes, nuevas ilusiones y nuevos retos.

Nuevos retos que me hacen temer, pero  a la vez ilusionan. Nuevos retos que provocan ansiedad y deseo por su llegada, pero a su vez provocan querer admirar el paisaje y disfrutar de los momentos que aún se mantienen en el sitio actual. Nuevos retos que abren puertas llevándonos a lugares desconocidos y nos alejan de la comodidad en la que nos encontramos.

Pero en estos momentos de ansiedad es cuando llega el miedo y es cuando debemos de ser más fuertes, aceptando y enfrentando las cosas de la mejor manera. El hecho de dejar todo atrás hace temer y dudar en gran medida de lo que viene, pero a su vez, ese mismo miedo nos invita a arriesgarnos y a lanzarnos sin pensar en las nuevas aventuras que nos depara la vida.

¿Por qué temer a las cosas nuevas o diferentes?, ¿Por qué provocar que lo nuevo nunca llegue y arraigarnos más día con día a las cosas que ya tenemos con nosotros?

No lo sé, tal vez mi manera de pensar se deba a mi corta edad o a mi impulso por querer conseguir muchas más cosas. Sin embargo, si algo se aprende con el pasar de los años, es que nada es seguro, y por más que se quiera proteger y resguardar las cosas que hemos conseguido, la vida llegará como un tornado y nos las quitará. Y tal vez uno quiera disfrutar del paisaje por un tiempo en lo que ese tornado anuncia su llegada, sin embargo, es válido el aventurarse a querer conseguir cosas que nos apasionen y nos inviten a querer llegar más lejos y mucho más alto.

El temor en muchos casos puede ser una atadura en nuestras vidas, y probablemente así sea en la mayoría de los casos. Sin embargo, el temor puede ser utilizado como un impulso extra a la hora de iniciar un nuevo camino, ya que el mismo temor provocará la adrenalina necesaria para mantenernos despiertos, atentos y activos en nuestro caminar. El miedo puede ser un estimulante reactivo a la hora de que las complicaciones lleguen, permitiéndonos desempeñar nuestras labores de mejor manera, limitando la posibilidad del error y provocando un éxtasis aún mayor a la hora de realizar lo que queremos.

No cabe duda que la vida trae a nosotros un cúmulo de posibilidades, y que del lugar más recóndito de nuestro planeta podemos extraer las mayores riquezas anheladas tanto por nosotros como por los que nos acompañan en nuestro andar.

Nunca se debe temer a lo desconocido. Lo que conocemos ahí está y probablemente nunca se vaya. Más bien hay que arriesgarnos por lo nuevo, por lo incógnito, por lo que nos da miedo. Las cosas que nos dan miedo y que más nos cuestan son las que valen la pena. Lo fácil es eso, fácil, y siempre lo podrás conseguir. Pero los logros y éxitos que más se disfrutan son los que nos provocaron sudar sangre y pasar noches en completa agonía, provocando que al resucitar y al culminar el objetivo, una parte de nosotros se vea afectada y nos haga sentir plenos y realizados.

Y cuando ese momento llegue, significará que debemos tomar una pausa para recuperar vitalidad y energía, una pausa que nos permitirá disfrutar el paisaje por un momento y llenar nuestra pupila y nuestro espíritu de satisfacción y regocijo. Y es ahí, cuando debemos partir e iniciar un nuevo trayecto, con nuevos propósitos y nuevos retos.
Nunca debemos pensar que ya hemos conseguido todo, porque cuando eso pasa quiere decir que ya nos hemos rendido. Siempre hay que buscar áreas de oportunidad en nuestras vidas y trabajar en ellas.

Debemos vivir la vida de tal manera que podamos venerar y agradecer la oportunidad que se nos ha brindado. Para que cuando llegue el fin de nuestros días, podamos mirar atrás y disfrutar de los gratos recuerdos que nos dejó nuestra estancia, que de cualquier manera, eso es lo único que nos podremos llevar, las experiencias, los sinsabores, los frutos y alegrías obtenidas en nuestro fugaz paso.


Autor:
Carlos Mitani Sigala

Open the Gate of your Virtual Dungeon


Comentarios

  1. Curiosamente, estoy pasando por momentos así, en que siento que debo arriesgarme para seguir creciendo. La rutina del trabajo puede resultar muy envolvente y terminar por ser mucho peor. Despertar un día, a una edad avanzada y darse cuenta que se ha estado haciendo lo mismo desde hace años, que quizás se pudo hacer algo, o seguir los sueños.

    Yo agregaría que la gente debe quitarse el temor a equivocarse. Los errores nos definen tanto como nuestros éxitos. Aprender de ellos, saber cómo no se hacen las cosas es tan importante como el saber cómo hacerlo. Incluso pueden dar pie a nuevas oportunidades.

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